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jueves, mayo 8, 2025

INTELIGENCIA ARTIFICIAL: INEVITABLE

Supongo que hace tiempo, cuando alguien inventó la rueda, aquellos que se ganaban la vida cargando sus espaldas lanzaron un grito al cielo: “y ahora ¿de qué vamos a vivir?”

La publicación de libros en la cultura occidental fue un privilegio de grupos religiosos, especialmente católicos, algunos de cuyos monjes se especializaban en escribir a mano, letra por letra el contenido de los textos, a veces muy voluminosos.

El avance de la cultura estaba limitado a quienes podían pagar los costosos volúmenes y, desde luego, al tema y enfoque permitido por la Iglesia católica.

En 1450, el inventor alemán Johannes Gutenberg puso a disposición del mundo la primera imprenta que, si bien era muy rudimentaria, empezó a divulgar masivamente no sólo libros sino hasta los primeros boletines informativos, antecesores de los periódicos.

¿Qué habrán dicho los escribientes? A lo mejor exclamaron con satisfacción “al fin nos quitarán este infame trabajo” o, quizá algunos dijeron lo mismo que quienes se vieron afectados por la rueda: “y ahora ¿de qué vamos a vivir?”

Cada vez que la tecnología cambia la forma de trabajar, aprende o logra simplificar las cosas, es obvio que alguien se va a ver afectado.

Hasta hace algún tiempo, cuando se filmaban escenas aéreas se necesitaba un helicóptero, su piloto y los camarógrafos, todo eso fue sustituido -eliminado para siempre- con la llegada de los drones que son más efectivos, rápidos, baratos y no ponen en riesgo ninguna vida.

Las fábricas de automóviles se han robotizado; máquinas que -dirigidas por un computador- hacen en menos tiempo el antiguo trabajo de muchos y, lo que es mejor, no se ponen en huelga, no se enferman, no tienen horarios y, tampoco, se emborrachan o faltan a sus labores.

En el horrible negocio de las guerras, el combate aéreo, bombardeo, espionaje a gran altura, etc., también está siendo eliminado -poco a poco- por la tecnología. La invasión de Rusia a Ucrania está sirviendo para perfeccionarlos, en ese caso -literalmente- el cielo es el límite.

Si bien es cierto ayudan a las guerras (que la mayor parte de las veces son inevitables debido a la estupidez humana) también lo es que ayudan a que sean menos los muertos.

Desde hace ya casi tres meses, los escritores de televisión y cine en los Estados Unidos se encuentran en huelga protestando por la llegada de la Inteligencia Artificial al campo de la creación de personajes y guiones.

Cierto que mucha gente será desplazada pero no puedo estar de acuerdo, aunque afecte a gente cuyo oficio comparto como escritor aficionado.

Nada podrá evitar que la tecnología tome el lugar del hombre en todos los lugares en donde la creatividad -y la economía- lo encuentre posible y necesario, nada.

Desde hace tiempo, la IA participa activamente en los mercados de valores; múltiples transacciones se realizan a una velocidad que ningún humano puede alcanzar y que para un programa de computadora no es nada.

¿Un ejemplo?, digamos que usted quiere vender sus acciones de Apple (si acaso las tuviera) cuando entren en los límites que usted establece (para arriba y para abajo), parece sencillo, ¿verdad?

El asunto se complica más si para tomar esa decisión se necesitan todos los datos de las principales bolsas de valores de todo el mundo, muchas de las cuales trabajan con horarios a veces con 16 horas de diferencia. Una máquina programada lo hace en cuestión de segundos mientras usted -como dueño de las acciones- disfruta de unas vacaciones en la Costa Azul.

¿Se pusieron en huelga los analistas bursátiles cuando las computadoras entraron en el juego? Noup.

Por el contrario, se adaptaron a la tecnología y la perfeccionaron.

Desde luego que muchos fueron afectados, así ocurre siempre cuando un oficio o una profesión llegan al punto de obsolescencia, lo quiere decir que pasan de moda, igual que el tango, algunos lo bailan todavía, al igual que también hay quienes sueñan con “aquellos buenos tiempos del comunismo en la Unión Soviética”.

Los aficionados del tenis se habrán dado cuenta que los jueces de línea están siendo sustituidos por máquinas y los del fútbol ya saben que, a pesar de la resistencia inicial, finalmente se tuvo que aceptar la revisión de jugadas en cámaras.

Al principio decían que esa técnica afectaría el juego y en efecto lo hizo, ¡pero para mejorarlo!

Los árbitros se podían equivocar y a veces hasta inclinar la balanza según sus preferencias o intereses económicos ¡ya no más!

La IA está aquí para quedarse, nos guste o no, afecte nuestro trabajo o no, nada podrá detenerla.

Una recomendación: móntese en el carro, no insista en ir a pie.

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