El descubrimiento de la capacidad de fusión de las medusas peine o ctenóforos, como el Mnemiopsis leidyi, es un hallazgo que revela una estrategia de supervivencia fascinante y poco común en el reino animal.
Esta capacidad de fusionarse y compartir sistemas vitales en caso de heridas no solo es sorprendente, sino que sugiere una forma de cooperación biológica altamente inusual entre organismos individuales.
A diferencia de los organismos pluricelulares convencionales que, al sufrir heridas, activan mecanismos de regeneración, estos ctenóforos logran fusionarse y sincronizar funciones como la digestión y el control motor para sostener su existencia.
Este fenómeno, documentado por el investigador Kei Jokura y su equipo, muestra cómo, al compartir órganos como bocas y órganos equilibradores, estos invertebrados adaptan su estructura a circunstancias adversas.
Al fusionarse, sincronizan las contracciones musculares y logran sobrevivir en condiciones que de otro modo podrían ser letales.
Además de ser un hecho notable en el ámbito de la biología marina, la fusión de sistemas en estos seres plantea nuevas interrogantes sobre la plasticidad de sus tejidos y la adaptabilidad de los sistemas biológicos en general.
El descubrimiento es relevante, no solo por la rareza del fenómeno, sino porque revela un mecanismo de adaptación que podría tener implicaciones en estudios de regeneración y cooperación celular.
Los hallazgos de Jokura y sus colaboradores abren puertas a nuevas investigaciones sobre la biología de los ctenóforos y su capacidad para desafiar las convenciones de supervivencia animal.