La pequeña comunidad de Cannobio, al norte de Italia, permanece conmocionada tras la inesperada muerte de Don Matteo Balzano, un joven sacerdote de apenas 35 años, cuyo cuerpo fue hallado sin vida el pasado sábado en la casa parroquial de San Vittore.
La noticia fue confirmada por la diócesis de Novara, que expresó su profundo pesar por la pérdida de un hombre “entregado a la fe y al servicio de los demás”.
Don Matteo nació en Palermo y llegó a Cannobio hace dos años para asumir la dirección de la parroquia local. En este tiempo, logró ganarse la estima de los fieles gracias a su cercanía, humildad y vocación de servicio.
Para muchos feligreses, era un guía espiritual y un amigo que nunca negaba una palabra de consuelo ni un gesto de apoyo, incluso en sus propios momentos de dificultad.
Según informaron medios italianos como La Repubblica, Balzano atravesaba desde hace tiempo un delicado estado emocional. Personas cercanas señalaron que en los últimos meses se le veía “afligido y retraído”, aunque nunca dejó entrever del todo el sufrimiento interno que llevaba consigo. Las autoridades investigan el caso, pero los primeros indicios apuntan a un suicidio.
Encontraron el cuerpo
El hallazgo del cuerpo en la casa parroquial sumió al pueblo en un profundo silencio. La iglesia abrió sus puertas durante toda la jornada para quienes deseaban encender una vela o elevar una oración por su alma.
“Rezamos por él, por sus familiares y por todos los que hoy lloran su partida”, expresó la diócesis en un comunicado oficial.
Las muestras de afecto no tardaron en llegar de todas partes de la región. Vecinos, feligreses y sacerdotes de parroquias cercanas asistieron al funeral celebrado en un clima de respeto y recogimiento.
Muchos destacaron su calidad humana: “Era un cura con un corazón enorme, siempre dispuesto a escucharnos”, recordó una vecina.
Su muerte ha abierto también un espacio de reflexión sobre las luchas silenciosas que enfrentan quienes dedican su vida a los demás. “Don Matteo siempre pensaba primero en nosotros. Tal vez nunca pensamos en él lo suficiente”, confesó entre lágrimas un feligrés.
La diócesis anunció que, en su memoria, organizarán una jornada de oración y reflexión en la parroquia San Vittore para recordar su legado de amor y servicio, y para visibilizar la importancia de cuidar también la salud emocional de quienes guían a las comunidades de fe.