28.1 C
Honduras
martes, mayo 6, 2025

¿Es pacifista Donald Trump?

Columna de Opinión Por:

Marlon Rodríguez
Abogado y Escritor

La geopolítica nos enseña que en el horizonte internacional no son las fronteras las que enfrentan a los hombres, sino los intereses particulares o de otros actores internacionales que producto de la globalización afianzan su dominio en nuevas formas de uso de la añeja retórica del espacio vital que justificó la construcción de una ideología fascista de neocolonialismo en la que se diluye el libre mercado en un “ déjá vu” de modernos presdigitadores haciendo aparecer y desaparecer el Estado como actor primordial, —unas veces—y en otras se insinúa el logo de una transnacional capaz de provocar guerras por yacimientos de oro negro, coltan, litio o tierras raras.

Por qué Trump busca la paz en Ucrania y a la vez patrocina a los judíos en el exterminio en Gaza, la ocupación y bombardeos contra El Líbano, Jordania y Siria. Igual, Trump bombardea directamente a Yemen, única nación árabe que enfrenta a abiertamente a Israel.

Esta zona estratégica entre Etiopía, Somalia y Yemen forma un tapón natural en el golfo de Aden, para adentrarse al mar rojo que conecta al canal de Suez y este hacia el mediterráneo, un breve giro a la derecha y ya está en las costas de Gaza e Israel con pertrechos de guerra para los judíos.

Regresando al Cuerno de África, vemos a un Trump oportunista, que aprovechando a los separatistas de Somalandia, éste promete reconocerlos a cambio de instalar una base militar y tener a tiro a los rebeldes Huties yemeníes ¿Se queda sin ese tramo costero, Somalia? Geoestratégicamente el estrecho de Ormuz es otra piedra en el zapato para la administración Trump y sus transnacionales del petróleo y sus barcos surcando el golfo Pérsico que entran y salen desde Irak, Kuwait, Catar y Emiratos Árabes.

Este convulso escenario generado por la dinámica intervencionista de Washington no solo genera dudas si es un actor axiológicamente negativo en esa dicotomía de guerra y paz. Silenciosamente, más allá —en Asia oriental—está en ciernes un proyecto global de conexión de rutas comerciales. Hablo de la ruta de seda hoy llamada Iniciativa de La Franja y la Ruta (One Belt), un ambicioso plan de infraestructura global de China que conecta puertos y continentes, líneas ferroviarias, oleoductos cruzando estepas y llevando gas y derivados desde Rusia a China continental.

Es el temible bloque emergente de los gigantes China, Rusia, Corea del Norte e Irán, todos con sus propias diferencias pero con un adversario en común: Estados Unidos, y con el, la divisa del dólar que desaparece en sus transacciones y esto si que hace tambalear al imperio del norte y su maquinita de producción de dólares inorgánicos.

Ahí está la urgencia de Trump, parar la guerra en Ucrania y suspender las sanciones contra Rusia y comprometer sus mercados, para posteriormente destruir esa alianza asiática. ¡Ah! ¿Y la OTAN? Esta, sin el Pentágono es un chucho sin dientes; ladra, pero terminará agotándose. Independiente del limitado poder nuclear del Reino Unido y Francia.

La sexta flota estadounidense estacionada en Nápoles mirará hacia África y el “cercano” oriente —lejano para nosotros los occidentales. Trump y los nuevos gobernantes de Siria evalúan la presencia militar rusa en la base naval de Tartus en el mediterráneo ¿Seguirá la base Rusa activa? Pienso que si, por el elemento perturbador de Turquía.

¿Y Ucrania? Ucrania carece de legitimidad en su gobernante de facto y deberá asegurar una paz duradera, que solo se logra reconociendo la independencia de la región del Donbas, obvio, olvidarse de Crimea que eso fue un regalo del Kremlin en 1954.

¿Putin es bondadoso? Claro que sí, él y su ejército sólo acudió al socorro de sus parciales que habitan la región sur de Ucrania y que eran sometidos a bombardeos por parte de Kiev. Rusia tiene suficiente tecnología militar para borrar del mapa a Kiev, pero él no es Netanyahu, él no es un carnicero.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: