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Honduras
miércoles, julio 2, 2025

Elementales cimientos de un régimen democrático

La natural independencia de los pueblos, no puede ser objeto de censura o inefable contradicción, por carecer en su esencia y natural consecuencia del verdadero sentido de convencimiento y originaria expresión de genialidad.

En mayor rigor, cuando se rebelan contra las tiranías o los regímenes despóticos, ignorantes y por evidente rechazo de los pueblos. Estos regímenes descalificados o expulsados por por toda la población y desposeídos de calor y relieve indiscutible, debido a sus irremediables acciones decadentes, discriminatorias, separatistas, sectarias, odiadas e impopulares, al utilizar procedimientos arbitrarios.

Por consiguiente, las entidades mencionadas utilizan y se afianzan al efectuar ordenamientos u operaciones detestables que están configuradas en sus sistematizaciones separadas y, por ende, no tienen cabida en los principios y doctrinas libertarias que propugnan por una verdadera transformación, metamorfosis o cambio institucional, sin discriminaciones de ninguna naturaleza, ambiente o entorno.

En suma, están retiradas del numen popular. No podemos dejar de recalcar los valiosos impulsos que nos conducen hacia el progreso de nuestro país, mismos que se localizan o encuentran en la función descollante de la juventud, la elevada esperanza de la edad adulta y la experiencia y conocimiento de la senectud o vejez, que con sus altas dosis de esperanza y generosidad, propician un escenario destacado y apreciable dentro de un propicio esfuerzo de espacios elementales que con un decidido esfuerzo, facilitan sin lugar a dudas, el normal desarrollo de las naciones y de los pueblos.

No hay puntos de reposo, la ponderada fuerza, especial atracción, la propiciada emoción, un feliz apoyo, la encendida ejecución de obras de interés colectivo, el peso de los temperamentos y geniales idearios partidarios en un plan de unificación o autentica unidad son impulsos de atracción y atributo elocuente que nos conduce por un ideal ampliamente deseado, que se vuelve o trueca en una escalonada tradición que rompe los odiosos moldes de la incomprensión y desaliento.

Necesitamos abrir la fisura o boquete de la discrepancia o desavenencia con atiborrado y pleno éxito, de lucha contra la pobreza, el analfabetismo, la depresión o concavidad económica, la carencia de viviendas dignas, el saneamiento del ambiente, las enfermedades con utilización de medicamentos adecuados, el desempleo y falta de inversión, luchando contra las disparidades económicas, o contrastes financieros, y ora gran cantidad de males sociales, culturales y los incontables problemas que tenemos sin resolver.

La reyerta o altercado contra la corrupción institucionalizada es prioridad elemental del cualquier régimen gubernamental. No podemos permanecer indiferentes antes los justos reclamos del pueblo hondureño, la base de los reclamos se localiza en todo el territorio nacional y se combate con valores, principios e ideales con una juventud organizada, con adultos maduros y llenos de variados conocimientos y con la experiencia de la tercera edad, mediante una organización y unidad auténticamente democrática garantizando un triunfo inobjetable, valioso y ejemplar, reafirmando así, las características de nuestra querida Patria Honduras.

El libre ejercicio de las libertades publicas en factor clave en la prosperidad de los pueblos, cuando se cuenta con Empleados y Funcionarios Honestos, no comprometidos y verdaderamente y sobre todo responsables. Estos son los Elementales Cimientos de un Régimen Democrático.

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