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jueves, mayo 8, 2025

Desde la Capilla Sixtina al mundo: así se revela al nuevo Sumo Pontífice

Ciudad del Vaticano.- El humo blanco que brota de la chimenea de la Capilla Sixtina no solo anuncia al mundo que la Iglesia católica tiene un nuevo Papa, sino que también da inicio a uno de los protocolos más antiguos y solemnes de la tradición vaticana.

Esta señal, generada por la quema de las papeletas de votación junto con productos químicos especiales, simboliza el consenso alcanzado entre los cardenales reunidos en cónclave.

Para que la elección sea válida, el elegido debe recibir al menos dos tercios de los votos de los cardenales electores.

Una vez proclamada la elección en el interior de la Capilla Sixtina, se cierran sus puertas al mundo exterior. El decano del Colegio Cardenalicio —o su reemplazo designado— se dirige al elegido y le formula en latín la pregunta canónica:

«¿Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?» (¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?).

Si la respuesta es afirmativa, le sigue una segunda pregunta: «¿Quo nomine vis vocari?» (¿Con qué nombre quieres ser llamado?), con la que el nuevo Papa escoge el nombre que lo identificará durante su pontificado.

Tras aceptar el cargo, el pontífice electo es conducido a la llamada «sala de las lágrimas», un pequeño espacio junto a la Capilla Sixtina donde, en privacidad, puede reflexionar y vestirse por primera vez con la sotana blanca papal.

Allí lo esperan tres sotanas de distinta talla, preparadas con antelación para adaptarse a quien resulte electo.

Con el nuevo atuendo, el Papa regresa a la Capilla Sixtina, donde recibe el saludo y la obediencia de los cardenales presentes. Es un gesto simbólico que ratifica su autoridad como Obispo de Roma y líder de los más de mil millones de fieles católicos en el mundo.

El siguiente momento tiene lugar en el exterior del Vaticano. Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono anuncia la noticia con la fórmula que conmueve a millones:

“Annuntio vobis gaudium magnum; habemus Papam!”
(¡Les anuncio una gran alegría; tenemos Papa!).

Seguidamente, se revelan el nombre del nuevo pontífice, su identidad anterior como cardenal, y el nombre papal que ha escogido.

Minutos después, el Papa aparece ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro y, entre vítores y oraciones, pronuncia sus primeras palabras como líder espiritual de la Iglesia, concluyendo con la solemne bendición Urbi et Orbi, a la ciudad de Roma y al mundo.

Así se cierra uno de los episodios más emblemáticos y esperados por los fieles católicos en todo el planeta, marcando el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia.

¡Habemus papam! ha sido electo el nuevo pontífice de Roma

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