Redacción. La isla de Guam enfrenta una crisis ecológica sin precedentes, con 40 veces más arañas que otras islas vecinas y una población de serpientes invasoras que ha devastado su fauna.
Hace cinco años, Haldre Rogers, profesora asociada en el Departamento de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Virginia Tech, asistió a una reunión en esta isla tropical, situada a unos 2.492 kilómetros de Filipinas en el Pacífico occidental.
La reunión fue interrumpida por un inusual y no deseado invitado. Durante la noche, mientras un cerdo asado permanecía sobre las brasas, la fiesta fue interrumpida por una forma marrón que se enroscaba alrededor del animal.
La criatura, una serpiente arbórea marrón, arrancaba trozos de carne y los devoraba lentamente, sin prisa.
«No era un cerdo de 200 kilos, pero ciertamente era una buena comida», recuerda Rogers, quien lleva más de 22 años investigando el ecosistema de Guam.
La serpiente arbórea marrón, una especie invasora que llegó a la isla en la década de 1940, probablemente escondida en un barco de carga, ha alterado por completo el ecosistema de Guam.
Antes de su llegada, las aves nativas prosperaban en los bosques de piedra caliza de la isla, pero en apenas 40 años, las serpientes acabaron con casi todas las especies de aves locales.
Extinción de aves nativas
Hoy en día, de las 12 especies de aves nativas de la isla, 10 se han extinguido, y las dos restantes se refugian en lugares inaccesibles como cuevas y áreas urbanas.
Las serpientes invasoras, cuya población se estima en unos dos millones (aunque nadie sabe con certeza cuántas hay), han alterado drásticamente el equilibrio ecológico de la isla.
Se alimentan de cualquier cosa que encuentren, desde ratas y musarañas hasta restos de comida humana, e incluso se comen entre sí.
«Se comen cualquier cosa», afirma Henry Pollock, director ejecutivo de Southern Plains Land Trust, una organización que ha estudiado el impacto ecológico de las serpientes en Guam.
La situación ha convertido a Guam en un escenario de una de las catástrofes ecológicas más llamativas del mundo.
Sin embargo, los efectos de esta invasión van más allá del inquietante silencio de los bosques, ahora privados de sus aves.
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Experimento evolutivo
Lo que ocurre en Guam es, en cierto sentido, un experimento evolutivo en tiempo real.
Una de las especies que ha salido beneficiada de este caos ecológico es la araña, que ahora abunda en la isla, en parte debido a la ausencia de aves que antes mantenían su población bajo control.
Con la desaparición de las aves y la alteración de la cadena alimenticia, las arañas se han multiplicado.
Los esfuerzos para controlar la población de serpientes, que incluyen investigaciones para desarrollar virus que puedan servir como armas biológicas para exterminarlas, no han logrado resultados significativos.
Estos virus funcionarían de manera similar a la mixomatosis en conejos, pero el proceso ha sido problemático, ya que también podría causar daño a otros animales.
A pesar de un presupuesto anual de 3,8 millones de dólares destinados al control de serpientes, la erradicación sigue siendo inalcanzable, salvo en algunas pequeñas parcelas de tierra.
Impacto de la invasión de las serpientes
El impacto de la invasión de serpientes se extiende a la flora de Guam. Se estima que aproximadamente el 70% de los árboles nativos dependían de las aves para dispersar sus semillas.
Ahora, sin estas aves, los árboles dejan caer sus frutos directamente al suelo, donde se pudren. La regeneración de la vegetación es extremadamente lenta, y la estructura del bosque está cambiando de manera irreversible.
Por ahora, las serpientes arbóreas marrones y el ejército de arañas que han proliferado en la isla continúan su dominio.
El futuro de Guam, con su ecosistema alterado y en lento proceso de deterioro, sigue siendo incierto.