«¡WOOOW…! –mensaje de una lectora– Qué hermosas y reconfortantes las explicaciones escritas sobre el rosario y el escapulario». «Tengo 72 años, mi madre siempre nos enseñó a rezarlo y lo hago 2 veces al día, pero jamás me lo habían explicado tan profundo; tal vez más adelante lo vuelve a publicar, mi presidente, para ilustrar a las personas que no tuvieron la dicha de leerlos». «Muchas bendiciones y saludos para su equipo. P. D. Y a doña Mary, que hemos buscado información sobre la Virgen de Suyapa». Otra lectora que escribe a la Web: «Maravilloso editorial, verdaderamente ilustrativo para quienes ignoran el origen del rosario, su significado e historia. Alusivo al cierre:
(En resumen –entra el Sisimite– el rosario tradicional tiene «59 cuentas, 1 crucifijo que simboliza la fe en Cristo». 5 cuentas grandes (inicio y entre décadas): Para el «Padrenuestro» y el «Gloria». «53 cuentas pequeñas, para las «Avemarías» (10 por cada Misterio)». «Cada «década» (grupo de 10 Avemarías) se asocia a un Misterio, permitiendo meditar en eventos como la Anunciación, la Crucifixión o la Resurrección». -Y sabés –ilustra Winston– ¿por qué se llama rosario? Mejor te digo: La palabra viene del latín «rosarium» (jardín de rosas). «En la Edad Media, se comparaba cada Avemaría con una «rosa espiritual» ofrecida a María».
«La imagen del «collar de rosas» refleja la belleza y devoción de la oración». Bueno –vuelve el Sisimite– la función espiritual: «Meditación»: Une la repetición oral (oraciones) con la contemplación (Misterios). «Comunión con María»: Para los católicos, el rosario es un camino para acercarse a Jesús a través de su madre. «Protección»: Históricamente, se asoció a victorias militares (como la Batalla de Lepanto), donde se atribuyó el triunfo cristiano al rezo del rosario. -Algunas curiosidades –agrega Winston– por si te interesan: <El rosario de 15 décadas (150 Avemarías) imita los «150 Salmos», adaptándolos a la devoción popular».
«En el arte, la Virgen del Rosario suele aparecer entregando un rosario a Santo Domingo o a Santa Catalina de Siena». «Algunas versiones antiguas usaban «nudos en cordones» en lugar de cuentas, como en los rosarios de los franciscanos». -¿Y los devotos –interrumpe el Sisimite– aquí mejor decir las señoras beatas, que rezan el rosario, tendrán noción de toda esta historia? -Quizás muchas sí –suspira Winston– pero para los lectores del colectivo concluimos diciendo que «el rosario es una síntesis de espiritualidad, historia y arte». «Su origen no es un evento único, sino un proceso de siglos que fusionó la oración, la devoción mariana y la pedagogía religiosa». «Hoy sigue siendo una práctica central en el catolicismo, uniendo lo sencillo (las cuentas) con lo profundo (la meditación). Amén).
La leída amiga: «El librito de doña Mary es una belleza; y auspicio recordatorio en víspera de mayo que es el mes de la Virgen». Alusivo a la conversación de cierre: (¿No sé si sabías que –entra el Sisimite– según las normas eclesiásticas, para su validez, la medalla debe tener el Sagrado Corazón y la Virgen María, bendecidas por un sacerdote ya que la bendición le imprime el carácter sacramental? -Bueno, «los escapularios de lana –ilustra Winston– son simbólicos de la humildad evocada por los monjes medievales». Y para que sepás, en la tradición católica, «es común encontrar «escapularios y medallas devocionales» que representan a la Virgen María bajo distintas advocaciones, incluyendo a las patronas de cada país».
Por ejemplo, en Honduras, la «Virgen de Suyapa» (patrona nacional) es ampliamente venerada, y existen escapularios, medallas e imágenes con su representación, especialmente entre los fieles católicos hondureños. Acá, es frecuente ver «medallas de la Virgen de Suyapa» integradas en collares, pulseras o incluso colgadas junto a escapularios tradicionales. Si bien no todos los países tienen un «escapulario canónico» asociado a su patrona (como sí ocurre con el Carmen), sí existen «medallas y objetos devocionales» ampliamente utilizados para honrar a estas advocaciones marianas, reflejando la fe y la identidad cultural de cada nación».
Algún día, te traigo para que lo conozcás, –ya que la literatura escrita sobre Suyapita era bastante escasa– el librito de la historia de la Virgen de Suyapa, recopilación de doña Mary, con un prólogo del cardenal Óscar Andrés Rodríguez). (Y hoy 1 de mayo –entra el Sisimite– creí que la columna sería alusiva a la esforzada lucha del trabajador hondureño. -Sí –asiente Winston– es que hemos estado en lo espiritual, pero siempre, el respetuoso saludo a todos ellos, tanto a los que acá trabajan como a los compatriotas que se fueron porque no pudieron conseguirlo, que allá trabajan y con sus remesas sostienen la economía nacional.
-Y sobre la tradicional manifestación –pregunta el Sisimite– ¿qué opinás? -Quizás vos –comenta Winston– a propósito de una foto que encontré en la casa, algún recuerdo tendrás de cuando R. Villeda Morales, siendo presidente, fue a la costa norte a una de ellas, acompañado de su ministro del Trabajo y Previsión Social, abogado Oscar A. Flores, y de don Amado H. Núñez el viceministro, a entregarles el Código del Trabajo, que recién había sido aprobado como ley de la República; desarrollando los enunciados plasmados por los constituyentes en la Constitución liberal de 1957).