Investigaciones recientes han revelado que acostarse de manera habitual después de la 1 de la mañana puede tener efectos negativos en la cerebro, la concentración y la salud mental.
En ese sentido, la calidad del sueño no solo depende de la cantidad de horas dormidas, sino también del horario en que se descansa.
El impacto del sueño en la función cerebral
El sueño es un proceso esencial para la regeneración neuronal y el buen funcionamiento del cerebro.
Durante las fases de ondas lentas y de movimientos oculares rápidos (REM), se consolidan los recuerdos y se refuerzan las conexiones neuronales.
Además, el sistema glifático, encargado de eliminar toxinas y subproductos metabólicos, se activa principalmente durante el descanso nocturno, ayudando a prevenir el deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas.

¿Qué pasa cuando dormimos tarde?
Los expertos advierten que dormir después de la 1 a. m. altera el ritmo circadiano, afectando la producción de melatonina, la hormona del sueño.
Esto puede provocar fatiga, falta de concentración y problemas emocionales como ansiedad o depresión.
A largo plazo, la alteración del ciclo de sueño se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

Claves para mejorar la calidad del sueño
Para cuidar la salud cerebral, los especialistas recomiendan mantener una rutina de sueño estable, evitar pantallas antes de acostarse y reducir el consumo de cafeína en horas nocturnas.
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Dormir en un ambiente oscuro y libre de distracciones también favorece un descanso profundo y reparador.
Mantener buenos hábitos de sueño es crucial para la función cognitiva y el bienestar general.
Priorizar el descanso en horarios adecuados puede marcar la diferencia en la salud a corto y largo plazo.