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jueves, marzo 28, 2024

El peligro de mentir

Pregonaba alguien por ahí que el tema a tocar no es si se pertenece ideológicamente a uno u otro bando, sino al hecho de ser retorcido, malintencionado y, por ende, mentiroso. Nadie puede decir que grandes pensadores, enormes reflexiones filosóficas venidas de las corrientes ideológicas bautizadas como de derecha (conservadores) y progresistas (izquierda) han aportado y han significado en excelentes argumentos para el desarrollo de las sociedades, ambos por igual. Así que, nada es de malo ser y pensar de cada manera, incluso en el espectro que ahora existe entre ambas facciones.

El hombre —como se sabe y acepta desde hace siglos— es un ser social: la persona no puede darse en singular. Al examinar la relación entre la persona y la sociedad se abren dos modalidades: o bien considerar que importa el conjunto social y que la persona debe quedar sometida al todo; o, por el contrario, dar la primacía a las personas y pensar que la sociedad está al servicio de ellas. La primera postura es de izquierda. Así, parece aceptable ver al hombre como determinado por el medio social. Para alumbrar una nueva humanidad bastaría con manipular adecuadamente las estructuras sociales. Se entiende por eso la importancia que la izquierda atribuye al sistema educativo y, en general, a la cultura como herramientas de transformación social. La derecha piensa más bien que el individuo debe asumir la gestión de su propia vida, en un ejercicio de libertad y de responsabilidad personales.

Allí están las posturas vistas ‘grosso modo’ de la manera de pensar siendo ambas válidas. Los problemas es cuando esas herramientas como la educación, que se afila contra los valores tradicionales, valores morales ancestrales desde el Código Hammurabi, los Evangelios y los escritos dejados por grandes hombres de la historia y de nuestro tiempo, inclusive y hasta en nuestra amada Honduras, con personas como José Cecilio del Valle, solo como ejemplo.

Siendo así, con la manipulación de la cultura, el uso de la mentira, nos vemos más que curiosos por lo publicado por Diario El Comercio en Perú, donde manifiestan en editorial que la presidente de Honduras ha mentido en función de la manipulación evidente de su discurso en la cumbre de Celac. No entraremos en discusiones de aspecto técnico-político, pero desde lejos se nota que el depuesto presidente Castillo se dio un autogolpe de Estado, quedando así denominado, como “golpista”, per temor a la justicia de su propia patria.

Más allá de todo eso, de la dignidad de nuestra presidente que, con esos discursos, no hay duda que la escalada retorcida para hacer creer a los pueblos de esas falacias, llevan dedicatoria. La señora presidente deberá reflexionar, y se lo decimos con la mayor delicadeza por su condición de mujer, y respeto por su investidura, que allí no hay verdad, que cuide lo que se dice y lo que se hace, que aclare del significado de “socialismo democrático” ya que ambas expresiones entre sí son excluyentes, anulan su significado. Cuidado con las mentiras que le hacen decir, ya que el pueblo hondureño, a quien usted prometió defender, queda en mayor crisis… algo o alguien le está fallando.

EditorialEl peligro de mentir

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