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jueves, abril 25, 2024

SIN VENDAS: Las manchas en la ventana

Mire, me dijo la doña, señora morena ella, menuda, llenita, hermosa y de delantal, como toda mujer que se respete, con el rostro cincelado por las angustias, el rigor y el amor.

Dueña, desde que recuerdo, del puesto de baleadas de la esquina, omnipresente su voz de mando y el palmoteo acompañado con olor a café, desde temprano, desde que despiertan los zorzales.

Sí, dijo ella, algo seria, ¿sabe cuál es el problema?, no sé si es porque es moda, si es movida de los que mandan o si es la bendita internet mentada o de plano si es que siempre hemos sido así y hasta ahora nos fijamos porque somos más. Pero ahora, me dijo, decir buenos días está en chino, la gente llega como Pedro por su casa y solo pide, uno los saluda y solo lo quedan viendo a uno y mastican, dijo riendo. Ahora ya nadie se preocupa por el prójimo, cambiaron el “¿cómo está?”, por el “primero mis dientes y luego mis parientes”, ahora vivimos por el yo y los demás que se vayan a freír elotes a La Mosquitia.

Ya las buenas costumbres pasaron de moda, pero no culpo a los güirros, con eso que los pobres casi ni clases reciben, solo huelgas, en la tele y en la mentada internet solo pelis de traquetos y malandros ven y la música solo de conejos malvados gritando jayanadas escuchan, ¿cómo va a prosperar lo bueno, aunque les demos maceta a diario? Cada día es peor la cosa, solo fíjese usted, al caminar por la calle, si no está vivo lo destripa más de alguno que se cruza un semáforo en rojo porque quiso o un bus peleando vía, se pasan las leyes por allá, la verdad, la gente anda maleada y brava, con la idea que las buenas costumbres son pajas y lo que importa es andar enjoyado, en carrazos y con mujerones a la par, como ven en las pelis, y, obvio, con un celular de los caros, aunque no les ajuste ni para la baleadas. Aquí es como una ventana de la vida, miro pasar gente, miro cómo son y cómo andan y cómo se comportan y, la verdad, cada día es peor, es como si la ventana estuviera cada día más manchada y la vida que se ve, se viera más borrosa, aunque a veces me pongo a pensar, me dijo seria mientras metía un pisto en su delantal, que tal vez no es la ventana la manchada, si no la vida misma que se va poniendo como borrosa, ¡como que se va enturbiando la cosa y créame que allí sí me pongo azorada de verdad!

Jesús Pavón

 

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