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jueves, marzo 28, 2024

Luz y unidad

Dos cosas dignifican al ser humano y son el trabajo y el estudio. Siempre aparece en el horizonte la luz que guía el camino y propicia la unidad. Hay más que nunca, los hondureños estamos fragmentados, divididos, nos han metido en la cabeza y en el corazón que las ideas de ciertas personas son mejores que las ideas de los demás, de allí lo que los  sociólogos llaman “polarización social” y eso no es exclusivo nuestro, simplemente como pueblo hemos caído en esa trampa, a manera de profundo y oscuro agujero donde no penetra la luz, solo es tinieblas y confusión y de allí tanto crimen y  pleitos entre nosotros mismos a causa de todo y de nada, manejándonos con arrogancia por la vida sin ningún tipo de necesidad. Mal negocio eso.

Pero aprenderíamos mejor de tener delante de nosotros la fuerte luz de la armonía, de la concordia, de los propósitos comunes y de la esperanza que propicie la unidad como pueblo, eso sí es rentable, da bienestar y produce dulces frutos de abundancia. Las armas que usa la oscuridad son el consumismo, el materialismo, el egoísmo, el miedo al compromiso, la indiferencia hacia los demás.

Una de las cosas notables de la vida actual es el hecho de que la ciencia sabe tanto sobre algunas cosas y tan poco sobre otras que son muy comunes, y tendemos a dar esas cosas por sentadas, sin darnos cuenta de lo importantes que son para nuestra vida. La luz es un ejemplo típico. ¿Qué es la luz? Pero luego uno piensa y no se está seguro de cómo terminar esa afirmación. Una definición de luz, desde un punto de vista práctico o científico, no es fácil. La gente alguna vez pensó que la luz era algo que viajaba desde el ojo de una persona hasta un objeto y luego de regreso. Si algo bloqueaba los rayos del ojo, el objeto no podía verse.

En 1666, el científico inglés Sir Isaac Newton descubrió que la luz blanca en realidad está compuesta de muchos colores. Casi al mismo tiempo, un físico holandés sostuvo que la luz consiste en ondas y propuso una teoría ondulatoria para explicar el comportamiento de la luz. Sin embargo, las definiciones científicas no son del todo satisfactorias. Digamos, por ejemplo, si se apagan las luces y se encuentra en una habitación muy oscura. No está satisfecho con una teoría, simplemente quiere un fósforo o una vela. Olvida la teoría; ¡solo enciende las luces! Así son muchos hoy. Independientemente de la explicación, solo quieren luz en un mundo oscuro.

En pocas palabras, la luz en nuestro mundo se divide en tres categorías: luz natural, como el sol, la luna y las estrellas; la luz artificial, que es otra forma de energía; y luz espiritual. Y esta última es que la reiteradamente apagamos los hondureños con el comportamiento cotidiano de confrontación, pleitos, dejadez, omisiones y demás. Busquemos la fuente de luz espiritual y puede venir encima cualquier apagón, como esos que nos receta la ENEE repetidamente, y no importará sino más que la iluminación que llevemos por dentro, y esa antorcha jamás se apaga.

EditorialLuz y unidad

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