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jueves, abril 25, 2024

Al final fue más ruido que semillas

Como que las aguas vuelven a su cauce con el tema de las relaciones comerciales bilaterales entre China y los Estados Unidos de América.

Después de las embestidas comerciales y castigos mutuos con tasas impositivas entre ambas naciones en especial con la conducta del señor Donald Trump, vemos que al final con las avanzadas más razonables que da la diplomacia, las aguas retornan a su cauce natural, la conveniencia de preferir hacer buenos negocios que una guerra innecesaria desperdiciando recursos, energías y, sobre todo, lo que conlleva en el impacto a la economía mundial.

China ha dicho claramente que las empresas estadounidenses deben ser escuchadas para que el comercio vuelva a asumir su camino correcto y no con los exabruptos que decía el señor Trump, diciendo incluso hasta de manera peyorativa sin ninguna ciencia que se lo certificara que el virus de la pandemia de COVID-19 era nada más que un “virus chino”. Eso en definitiva perjudicó las relaciones, no solo comerciales entre ambos países, sino que puso en la palestra la moral y la dignidad de ambos pueblos, cosa que ha estado frisando con el peligro de una conflagración en la zona del Mar de China, al sur y más que todo con el tema de Taiwán.

A pesar de todo, hay un tercer actor es este aparente reasentamiento comercial, ya que las preocupaciones de China se profundizan cuando EE.UU. y Japón esgrimen una “alianza más fuerte que nunca” y es algo que no deja de inquietar al mundo entero debido a las implosiones en el crecimiento económico en especial de regiones como la nuestra, ya que la reciente visita del primer ministro japonés Fumio Kishida a Washington puede hacer que Beijing se sienta más aislado, dicen analistas diplomáticos. Por eso se dice que para que el camino sea tal, siempre debe haber piedras.

La promesa de Tokio de aumentar el gasto en defensa y la postura cada vez más abierta sobre Taiwán ya han provocado fuertes críticas de Beijing. Los compromisos de Estados Unidos con Taiwán corren el riesgo de desencadenar una carrera armamentista regional, advirtieron los observadores diplomáticos. Esos son los bemoles del aseguramiento comercial que podría traer paz mundial y prosperidad o más bien apuntalar una innecesaria tensión geopolítica en esa zona del mundo pero que repercutirá indefectiblemente hasta nuestra región centroamericana.

Y es que Japón trabajaría con Washington para abordar las restricciones a la exportación de micro conductores “de manera adecuada”, en un intento por paralizar los esfuerzos de China por desarrollar su propia cadena de suministro de semiconductores.

Estos micro conductores, utilizados para la automatización, fabricación de vehículos, laboratorios de biotecnología, armamentismo de última generación e incluso naves espaciales, todo eso debe ser asegurado ya que incluso históricamente se ha visto que quien tenga las armas tiene el poder, obviamente que el conocimiento prima sobre todo lo demás y esa información es la clave para poder desarrollar con buen suceso todas estas industrias y Taiwán es un eje mundial en la producción de estos micro dispositivos.

Ojalá que todo eso se estabilice ya que seguramente el siguiente capítulo será Corea del Norte.

 

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