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Honduras
viernes, abril 19, 2024

Los colectivos

A manera de advertencia, sobre todo a la población, debemos poner mucho cuidado con cierto grupo de personas que, al parecer no hay ley que los rija ni corrija, aparte que no hay autoridad que los controle. Nos referimos a los llamados “colectivos”, que son grupos de personas que, arropadas en el ejercicio del derecho de la protesta, son capaces de lo que sea (hasta golpear mujeres) para quedar bien con sus mandaderos. En realidad, las personas que ejercen esa actividad son gente que no ha podido encontrar trabajo ni siquiera en el nivel informal y por ello se dedican a estos actos deplorables. Es allí donde el Estado vuelve a fallar al o dar oportunidad a estas personas que, encandiladas a pesar de su propia dignidad, se ponen a repartir golpes y hacer actos vandálicos donde se pueda.

En Honduras ya se había visto esta situación, pero en una realidad muy distinta, contextos diferentes, incluso a lo que llamaban “montoneras” a inicios del siglo pasado, pero también esos relajos eran llamados “revolución”. Hoyo vemos grupos que se atreven incluso a cerrar ministerios, a someter a vejámenes a señoras, asustar niños y adultos mayores. Si el Gobierno no le pone alto a eso (que no se venga con aquel cuento de los derechos humanos debido a que estos no son respetados en gente honrada) simplemente hemos de arquear una ceja y sospechar que ese método es una importación desde sistemas totalitarios que son ejercidos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Ahora se les llama así, surgidos en España allá por 1985, seguramente los que se dedican a trabajar para acceder al poder a como dé lugar, se fijaron en esa ventaja estratégica y son los que ahora andan metiendo miedo a la gente honrada. Siendo Honduras tan diferente y que por décadas ha caído en vacíos de delincuencia, el Gobierno no debe olvidar que el pueblo, debido al tráfico ilegal de armas, está apertrechado hasta los dientes, en cada casa hay al menos una o dos armas de fuego y el peligro es que esa vorágine de violencia se encienda y se empiecen a configurar grupos de choque contra esos colectivos dado que a la autoridad no le interesa este tema y es allí cuando la ley cae en manos del mismo pueblo, cosa nada deseable y muy peligrosa.

Dándose claramente este fenómeno y con la impunidad con que se desatan y desplazan estas hordas de golpeadores, la responsabilidad directa recae sobre el Estado de Honduras, siendo este método a algo muy parecido con lo que sucedía con la guerra de baja intensidad en los años ochenta y que certificó oficialmente 184 desaparecidos y con las consecuentes y multimillonarias (en dólares) demandas contra nuestro país de parte de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Este ha sido uno de los capítulos vergonzosos de nuestra historia y nadie quiere que eso se repita ni cosa semejante, como los colectivos. No vaya a ser que alguien, con su pleno derecho y ejerza sus facultades para demandar de nuevo a nuestro país, dado que en la Constitución se garantiza la vida de todos y ante esa omisión, perfectamente se le puede ganar con sumas significativas siendo eso tal como dice la gente “como pegarle a un bolo”, lo cual irá en detrimento de recursos que se pueden utilizar para cosas más útiles.

Mucha atención con este asunto de los colectivos.

EditorialLos colectivos

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