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viernes, abril 19, 2024

SIN VENDAS: Procrastinando

¿Cómo así?, le dije, al escuchar esa palabra extraña, como cuando usted ve un animal raro que no se le identifica patas y cabeza o cuando uno ve cómo mandan de los que mandan, que no se sabe cómo es la cosa, pues casi es lo mismo. Procrastinar, me dijo, esa palabrita rara, guardada en el baúl de las palabras raras, creo yo, esconde mucha verdad, me dijo serio.

Fíjese usted, aquí hemos vivido sabiendo que nos hacen daño, que muchas veces, por no decir todas, prefieren sus intereses y cebar sus bolsillos, a que nosotros mejoremos, que salgamos adelante, hemos muchísimas veces, tomado como pueblo, como hace el avestruz, esconder en un hoyo la cabeza para no ver el problema y actuar, o como dicen aquí en el barrio, hacernos los ‘maules’.

Esa palabrita, me dijo con ojos brillantes de verdad, como dos luceros preñados de sabiduría, no solo como pueblo nos tiene fregados, ¡también como personas, como individuos!, pues, muchas veces dejamos de actuar, de ver cómo mejoramos, pues, de subir en la vida, porque no hacemos lo que tenemos que hacer, como dijo el guardado aquel, aunque podamos hacerlo. ¿Y se ha preguntado porqué, usted?, me preguntó con voz afilada, porque nos han enseñado a ser así, nos metieron la palabra, mejor dicho, lo que describe, en el seso, grabada a fuego, diría yo, preferimos acomodarnos la verdad.

¿Y qué quiere decir esa palabra?, le dije yo algo picado, ¿se come con tortilla eso? Hay mijo, me dijo el, viéndome como si tuviera el mismo cociente intelectual, de una piedra de río.

Procrastinar es la acción de posponer deliberadamente las acciones o tareas importantes, aun teniendo la oportunidad de hacerlas, eso quiere decir esa palabra, me dijo, y a mi humilde parecer se usa mucho en esta tierra y por eso estamos así acomodados, concluyó.

Bueno, le dije yo, ya sabiendo lo que quiere decir ya tiene más lógica la vaina, ahora sí lo entiendo, le dije, lo peor es que sí tiene razón, fíjese, como pueblo y como personas muchas veces dejamos de hacer, aunque tengamos el chance y eso nos tiene fregados, eso sí es cierto. Bueno, le dije levantándome, le agradezco que me haya educado, mejor me pongo a terminar los pendientes porque esa palabrita y lo que representa ya la siento como un diferencial de camión en la espalda, pesada, hasta penita me dio, le dije con una risita de excusa. Sí, vaya a terminar sus pendientes, recuerde que los edificios se hacen poniendo un ladrillo a la vez, como decía el finado Pipe, el albañil de la esquina, lo que importa es que saquemos la cabeza del hoyo y empecemos a avanzar, ese es el secreto, me dijo, seguir adelante, aunque no sea fácil y dejar de andar procrastinando.

Jesús Pavón

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