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viernes, abril 19, 2024

Corrupción, fútbol y Qatar 2022

José R. Reyes Ávila

Abogado España/Centro América

El fútbol es uno de los deportes más importantes del mundo, inventado por los ingleses y practicado en todo el planeta. El auge de este deporte, a nivel mundial, motivó la creación de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), el 21 de mayo de 1904.

Debido al crecimiento del fútbol, la FIFA había anunciado la primera competición internacional de selecciones para el año de 1906, pero por problemas internos de varias asociaciones y la Primera Guerra Mundial (1914-1918) impidieron el desarrollo del deporte de forma continua y competitiva; la primera competición FIFA fue la del Mundial de Fútbol en Uruguay en 1930. Este evento deportivo se realiza cada cuatro años con la excepción del periodo (1942-1946) en donde se suspendió como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.

Esta larga historia de más de un siglo en la organización de mundiales de fútbol profesional ha dado para ver de todo: guerras, amenazas, muerte de futbolistas, compra de mundiales, compra de partidos y árbitros, sobornos de árbitros, dictadores, un jeque parando un partido de fútbol, y un largo etcétera, pero casi siempre estos hechos quedan en el imaginario popular.

El caso de corrupción deportiva más sonado y vergonzoso en el mundo del balompié ha sido el “FIFA-gate”, un escándalo de corrupción que salió a la luz pública luego que las autoridades judiciales suizas irrumpieran sorpresivamente en un hotel de lujo en Zúrich (Suiza), en donde representantes de FIFA se encontraban reunidos. Los cargos contra los implicados (ya conocidos por los aficionados al futbol), fueron: soborno, fraude y lavado de dinero. Posteriormente, siete funcionarios de la FIFA han sido arrestados, procesados y sancionados por las autoridades judiciales de Estados Unidos de América. La investigación penal que llevó a cabo la Fiscalía del Estado de Nueva York con el apoyo de la autoridad suiza, versaba sobre la atribución de derechos televisivos de competiciones organizadas por FIFA, y de derechos de mercadotecnia y patrocinio para empresas ubicadas en Estados Unidos y América del Sur.

El 2 de diciembre de 2010, el señor presidente de la FIFA, Joseph Blatter, anunció que Qatar había conseguido 14 votos en la cuarta vuelta de la votación, para seleccionar sede del Mundial y de esa manera se había impuesto sobre Estados Unidos para atribuirse el Mundial 2022. Aquel día, la FIFA se involucraba en un enorme escándalo de corrupción que doce años después sigue coleando. Qatar celebrará un Mundial de Fútbol por primera vez en su historia, y será en diciembre de 2022.

Según desvelaron medios británicos (BBC), el pago del soborno acordado por un jeque catarí y los funcionarios, era de hasta 3.6 millones de dólares a algunos miembros de la FIFA para asegurarse el voto favorable de la candidatura Qatar. Joseph Blatter se vio obligado a dimitir de su cargo en la FIFA en 2015 por los escándalos de corrupción y elección de diferentes sedes. Años después, señaló en un libro que estuvo en contra de la nominación de Qatar y, en varias oportunidades, calificó como un “error” haberla elegido como sede. Si Joseph Blatter regresa al mundo del fútbol después de su sanción, eso también sería un error.

De la corrupción no podemos escapar, en ningún lugar. Ha existido desde siempre, y en la actualidad, la vemos reflejada en todos los aspectos de la vida; solo hay que ser un poco observador. En el fútbol no es la excepción, y al ser un negocio de dimensión mundial, la corrupción siempre estará presente. En defensa de la pureza del deporte, debemos erradicar de la corrupción, al final los afectados somos los aficionados que creemos en sus valores, no todo es dinero; también hay arte, estética y belleza en él fútbol.

La organización de la Copa del Mundo en Qatar, tiene varias curiosidades, entre otras, una ley islámica que prohíbe ciertos comportamientos como ingresar al país con libros religiosos, bebidas alcohólicas, pornografía y borracheras en vía pública; y, en relación con las mujeres, la prohibición de minifaldas, bikinis, ropa escotada o ajustada. Todas estas restricciones hacen que el evento sea diferente para los occidentales en un país que profesa la religión musulmana, además de un clima extremo.

La corrupción también se hizo presente en la organización del Mundial de Qatar desde antes de su inicio. Esperamos que los valores que pregona el fútbol sean respetados: no al racismo, no a la discriminación deportiva, la protección de los niños, y, sobre todo, que se respeten los derechos humanos. La FIFA señala en su portal: “De cara a la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022, se establecieron las medidas más completas de protección de los derechos humanos en el marco de un torneo de la FIFA en colaboración con los organizadores locales de la competición, haciendo hincapié en los derechos laborales, la diversidad, la lucha contra la discriminación y la accesibilidad”. Esperamos que así sea, ya que la tolerancia qatarí con occidente se pondrá a prueba con la organización de este evento multicultural.

Punto y aparte es la corrupción, pero hay que hablar de ella, porque al parecer es un tema tabú. El deporte transmite valores como la lealtad, justicia, sacrificio, solidaridad y el respeto; por lo que espero que estos valores no se queden en el papel, y se vean reflejados en la cancha y en los despachos, y se pueda reconstruir la reputación del deporte noble y justo que soñamos.

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