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Honduras
martes, abril 23, 2024

Propugnar pensamientos mediante acciones de un decisivo convencimiento

ERNESTO ALVARADO REINA

La facilidad de palabras expresadas por ciertos gobernantes con el predominante dominio general, hacen permisible obtener valiosos o definitivos resultados por medio de trabajo, capacidad, disciplina y libertad, dirigidos hacia la prolongación de un país con amplias oportunidades por obras de gran significación, que demuestran el espíritu y evidencia de un cambio sustancial de mejoramiento institucional y popular.

Consecuente con tal orden de pensamientos, un factor de impulso hacia el progreso de la nación, se localiza en la función descollante o sobresaliente de la juventud. Cualquier acción política requiere de sublimes o excelsas dosis de inteligencia, fe, esperanza y generosidad, por la eficacia dirigida hacia el propio esfuerzo y energía. No puede, por consiguiente, hacerse un marginamiento por casi todos los espacios, del papel que juegan los jóvenes en el desarrollo del país.  Por otro lado, si se certifica constitucionalmente que la persona humana es el fin supremo de la sociedad y el Estado, teniendo todos los ciudadanos la obligación de respetarla y protegerla, la niñez, juventud y senectud en su justa precaución y   garantía, tienen que   culminar con el asidero que facilita indiscutiblemente la confianza en un futuro promisorio para la patria.

Asumimos que abrir la grieta o brecha con pleno éxito, en la lucha contra la pobreza, el analfabetismo, la corrupción, la impunidad, la depresión o hueco económico, la carencia de viviendas, el saneamiento del ambiente, las enfermedades, la desnutrición y algunos otros agobiantes males, bajo el principio esencial que con solo la experiencia de los viejos y la vigorosidad y atrevimiento de los jóvenes, se contribuye al engrandecimiento de la república, bajo  el sano propósito de alcanzar una posición importante y meritoria en el concierto de las naciones. No se puede separar la envolvente  actividad política con valores y principios, en su actuación positiva humedecida de verdadero civismo, mediante una genuina renovación de sus doctrinas y militancia, traspasado el objetivo de dar una mayor dimensión con solidez y firmeza de sus propios idearios sustentados por los partidos políticos, calificados como   instituciones de derecho público por la búsqueda de una orientación efectiva, con la preclara inteligencia de sus dirigentes, enredada en los caminos de la confusa, debatida  y controvertida política nacional. Hay que propugnar pensamientos mediante realización de acciones de decisivo convencimiento.

No se puede separar la acción política de las entidades gubernamentales con los grandes reclamos y exigencias populares que en su base de trabajo y convencimiento de ideales comparten los valores y contribuyen a resolver los problemas en la difícil tarea de reafirmar las características esenciales de la patria.

Signos alentadores aparecen en el panorama hondureño, mismos que se ven fuertemente vigorizados o fortificados con la unidad del pueblo, el auténtico respeto a la ley, la honorable rectificación, el libre adiestramiento y ejercicio de las libertades públicas y la conciencia forjada dentro de la realidad viviente que permite un inestimable caudal de bienestar, paz social, tranquilidad y desarrollo general de Honduras.

 

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