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Honduras
viernes, marzo 29, 2024

MATALASCALLANDO: Vanidad de vanidades

“Entre la majestad y un hombre oscuro, no hay otra diferencia que la pompa visible.” William Shakespeare.

Ing. Carlos Mata
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Bueno, la alegría y emoción de las fiestas patrias ya han pasado cuando a estas alturas ya solo se discute (algunos con mofa y otros con seriedad) las incidencias de los desfiles patrios. Advierto que aquí no se usa lenguaje inclusivo aberrante y bárbaro ni condescendencia con el abuso. Ya luego vendrán las bullas de la Semana Morazánica cuando en nuestro sistema no se inculcan sus ideales (de Francisco Morazán), pero eso es otra historia, harina de otro costal (y costales de otras harinas), que la quieren revolver con la masa de la demagogia y el populismo ya que todavía (lamentablemente) hay bocabiertas que creen en las mentirijillas de los caudillos.

Somos independientes desde aquel entonces de la Corona de España, pero desde que, en el horizonte, más allá de los mares del canto sonoro apareció Zemurray y todo lo que se vino después para configurar a nuestros fértiles países como “banana republics” y después de comenzar a disparar cohetes al espacio, aquellos nos convirtieron en ratas de laboratorio (y aun hoy lo siguen haciendo) para ver cómo reaccionamos ante el experimento del odio entre nosotros mismos, destapando las bajas pasiones, convirtiendo lo inmoral como algo natural cuando todos sabemos que no lo es, son casos psiquiátricos y no nos hagamos, ¿comprendes Méndez?

En nombre de la libertad hoy se atropella la mente de las nuevas generaciones con la exposición de personas con traumas personales que no abonan nada a la patria, pero reconocemos que talento les sobra a los muchachos para otras cosas, pero eso no hace que se abrogue en nombre de los derechos humanos el atropellar a los demás. Ese es el inicio de la descomposición o putrefacción social, así de simple…

Pero de la fiesta, haciendo a un lado ese feo lunar, la disfrutamos, agradecemos a Dios Eterno por la dicha de haber nacido en un lugar-jardín (como dice la canción de Nino Bravo), pero manejado por la aristocracia pudiente, indistintamente de dónde procedan, es una especie de “sucesión real” en cuanto hemos sido gobernados y como malos maestros y buenos alumnos se nos enseña a odiarnos entre nosotros, ¡vaya pendejada! Somos hermanos, somos hondureños y Honduras es y debe ser nuestro primer y último propósito, ya que aquí estamos, nacimos, está la descendencia, y aquí moriremos.

Se enseñó y se le permite a la juventud a hacer el mal mientras se nos cae la baba por el presidente de un país vecino que ha tomado medidas extremas para cortar esos males, aquí andan sueltos sin que la ley les haga reflexionar. Los malos abusan de los buenos y mientras esos que se dicen patriotas sigan contoneándose en calles y avenidas, el mal seguirá en los barrios y colonias, donde a pura paja se quiere hacer creer que los emprendedores están nadado en un océano de leche y miel.

Aquí también el sol se levanta, pero que también se levante el país, ya es hora de dejar esos discursos y poner en práctica los ideales de José Cecilio del Valle, el ejemplo de Morazán, imitar la honradez de Cabañas (ay papa, a ver si es cierto que venden esas naves blindadas, ¡paja ombe!), tener la visión del Padre José Trinidad Reyes y lo más importante que es poner a Dios en el centro de la vida del hondureño, sino lo demás es pura vanidad de vanidades.

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