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jueves, marzo 28, 2024

Percepción, criminalidad y cifras negras

José R. Reyes Ávila, Abogado

Hablar de criminalidad en un país como el nuestro es delicado por diversas razones, y por los diferentes puntos de vista que se tengan del tema, ya sean estos políticos, jurídicos o sociales. El crimen nos rodea permanentemente, y no tenemos tiempo para comprender la dimensión de la criminalidad, y la nocividad social de esta. Vamos a ver qué dice la criminología sobre la criminalidad en general, y desde ese punto de partida lo que vendría a ser el conjunto de todos los hechos antisociales cometidos contra la colectividad.

Hablamos de comportamientos cometidos contra la colectividad y contrarios a la legalidad vigente, y que lesionan el orden establecido; sirvan como ejemplo los homicidios, asesinatos, robos, extorsiones, y corrupción, por señalar algunos.

Ahora bien, dicho lo anterior, hay que preguntarse ¿cómo percibimos, como ciudadanos, la criminalidad? ¿Un hecho tolerable, intolerable, normal, anormal, alta, baja, etc.? ¿Qué idea colectiva hay del fenómeno? ¿Podemos hacernos una idea clara con los números que nos muestran las autoridades?

La verdad es que las estadísticas sobre este fenómeno son parciales, o bien son de la Policía o del Poder Judicial, pero todas son parciales, y siempre, o casi siempre, se quedan en alguno de los siguientes momentos que paso a mencionar:

Criminalidad aparente: está constituida por el conjunto de delitos que llegan al conocimiento de la autoridad (Policía, alcaldes, jueces), en virtud de denuncias formuladas por los ciudadanos, o por conocimiento directo de tales funcionarios, por informaciones confidenciales o mediante cualquier otro medio. Es decir, la denuncia de hechos que llegan a oídos de estos y que podrían ser o no ser procesadas y sancionados por un juez.

La criminalidad realmente sancionada comprenderá todos aquellos comportamientos que ingresaron en el sistema judicial y que son efectivamente reprimidos por el sistema penal, imponiendo una pena a la persona criminalmente responsable.

Por otra parte, tenemos la criminalidad desconocida, la no registrada, la “cifra negra de la criminalidad” que incluye aquellos comportamientos que no forman parte del sistema penal, en donde se desconoce quién los cometió, no se denunció, no se sancionó al responsable. Si observamos lo que se ha sancionado en tribunales y comparamos con la realidad social veremos que “las cifras negras” son mayores que la criminalidad aparente.

Y, por último, tenemos a la criminalidad real, que será la suma de todas las categorías anteriores, lo aparente, lo sancionado y la cifra negra conformando la criminalidad total.

Ahora hagamos un poco de gimnasia mental: si la impunidad del país es del noventa por ciento en los casos de defensores de Derechos Humanos (según la CIDDHH 2021), quiere decir que, solamente se sancionan un diez por ciento de los delitos, quedando una cifra negra de la criminalidad equivalente a un ochenta por ciento de los delitos denunciados, con lo cual supera por ocho lo realmente sancionado.

Es lógico pensar que cuantificar esto no es tarea nada fácil. En la actualidad, no se encuentran datos oficiales que permitan hacernos una idea de la totalidad del fenómeno criminal (homicidios, robos, extorsión, etc.), es decir, si queremos saber cuántos homicidios se cometieron en el año 2022, y queremos aproximarnos a un “dato real” de ese tipo de criminalidad, habrá que contemplar la “cifra negra de esa criminalidad”, para hacernos una idea.

Al margen del valor cuantitativo de las “cifras negras”, esto tiene una utilidad práctica ya que permite hacer una radiografía más completa de los diferentes eventos criminales, lo cual puede ayudarnos a determinar si es el sistema el que falla a la hora de denunciar, si ocurre en el proceso, o son otros aspectos los que hay que considerar; todo ello para empezar a luchar eficazmente contra la criminalidad, partiendo de datos más reales y cercanos a cada tipología criminal.

Ciudadanía, empresa privada y sistema de justicia deben estar integrados en la lucha contra la criminalidad, no podemos esperar únicamente que el sistema de justicia haga su trabajo de sancionar delitos y pretender que esto sea el fin de ese flagelo. La criminalidad es un fenómeno complejo y necesita atención de todos, pero hay que empezar, al menos, por tener datos más próximos a la realidad.

Me resulta curioso cuando escucho frases grandilocuentes como “vamos a acabar con la extorsión” o “vamos a terminar con la corrupción”, “vamos a terminar con los homicidios”, no creo que eso sea posible. En ninguna parte ha sucedido. Todos estos fenómenos existen desde siempre y seguirán existiendo, pero para poder luchar contra ellos es importante la colaboración ciudadana, ya que el Estado no va a terminar con estos fenómenos con base en la creación de la legislación o reprimiendo personas en la calle, ni realizando operativos, o reaccionando ante el delito; se necesita mucho más.

La lucha contra la criminalidad necesita de una visión y control interdisciplinario, pero se debe tener claro que en nuestra realidad hay mucha “oscuridad” en los delitos cometidos, hay un frágil sistema de justicia penal, y todo esto incrementa la percepción que se tenga de este fenómeno. Los datos hablan por sí mismos, la apariencia de la criminalidad es una, y la realidad es otra. Hay que tener presente que la información que las autoridades ofrecen, habitualmente, oculta esa “cifra negra en cada delito”, y que los datos nunca son concluyentes.

Partimos de una percepción, llegamos a lo aparente, y finalmente, a la realidad; pero usted decide con qué parte se queda.

 

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