El deseo de Hilda Hernández era pasar Navidad con toda su familia, contó el mandatario.
“Hilda fue una mujer fuerte e incansable, que luchó por los demás, por los pobres, por esa gente de tierra adentro”, manifestó ayer el Presidente Juan Orlando Hernández, durante la misa en la Basílica de Suyapa, por la muerte de su hermana, Hilda Hernández, exministra de Comunicaciones.
“Fue una mujer incansable por darle una mejor imagen a Honduras. Luchó con su “Marca País” para hacer de Honduras un país reconocido como uno de los mejores y en los que están los mejores destinos turísticos”, aseguró con voz inquebrantable, en un principio.

En medio de la consternación y los mejores recuerdos, familiares, compañeros y amigos despidieron para siempre a la exministra de Estrategias, Hilda Hernández, hermana del Presidente.
“Le doy gracias a Dios por haberme puesto como hermana a una guerrera”, expresó, ya quebrantado el mandatario.
“Mamá, Hilda es una extensión suya”, le dijo a su madre, Elvira.
“Estas son épocas en familia y hoy en día en Honduras necesitamos fortalecerla”. “Yo no sabía que (Hilda) le había pedido a Ana que pasaramos Navidad juntos”. “El otro al pensar diferente le asiste su derecho, pero debemos abrazarnos para construir una nación a nuestros hijos”.
Las honras fúnebres de la malograda ex funcionaria comenzaron desde el domingo a las 3:00 de la tarde y culminaron ayer con misa de cuerpo presente a las 4:00 de la tarde en la Basílica de Suyapa, al oriente de la capital.
El servicio religioso estuvo a cargo del cura párroco de esa parroquia y canciller de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, Carlomagno Núñez, en presencia de la familia Hernández Alvarado, encabezada por el mandatario y su madre Elvira.
Las exequias de la exministra también fueron resguardadas por sus hermanos Marco Augusto, Gloria, Tony y Aixa; su esposo, Jean Francois de Peyrecave y sus dos hijos Humberto y Andrea.
Todos ellos recibieron las condolencias de amigos, compañeros y correligionarios nacionalistas, quienes desfilaron con rosas blancas y amarillas al pie de un retrato grande en vida y una urna de madera con los restos incinerados de la exministra, expuestos a un lado del altar de la iglesia.
Tras el oficio religioso, los restos de Hernández Alvarado, fueron trasladados a su casa de habitación en Comayagua, donde finalmente quedaron guardados con un rito católico entre familiares y amigos cercanos.
La que fuera la verdadera mano derecha del presidente Hernández y consejera durante su carrera política, murió junto a cinco personas, luego que el helicóptero que los llevaba de Tegucigalpa a Comayagua, se estrellara en una zona boscosa al sur de la capital, el sábado en la mañana.

Tras un rescate de más de diez horas y el respectivo conocimiento forense, los restos de la malograda ex funcionaria fueron velados primeramente en “Jardines de Paz Suyapa”, una funeraria cercana al Santuario de Suyapa, a donde fueron trasladados para el sentido adiós, ayer a las 9:30 de la mañana.