En el desayuno o en la cena, acompañadas de un refresco o café, las baleadas no pueden faltar en la mesa de los sampedranos.
Tienen tanto pegue que hasta las disfrutan todos los que llegan a la Capital Industrial, procedentes del interior del país y el extranjero.
La tortilla de harina con frijoles, huevo, queso, mantequilla, aguacate y chorizo o longaniza, entre otros alimentos, es común encontrarla en casi cualquier esquina. Además, los precios son módicos.
No se sabe de dónde proviene el nombre de baleada; pero lo cierto es que se trata de una comida que encanta a niños y adultos.
San Pedro Sula cuenta con lugares populares donde se venden baleadas, pues algunos negocios tienen entre 30 y 34 años de haber sido fundados.
Es el caso de doña Estelina Madrid, quien comenzó vendiendo diferentes platillos en uno de los puestos del mercado Guamilito; pero se ha hecho famosa por sus baleadas.

“Son 34 años los que tengo con el negocio. La iniciativa de ponerlo fue porque yo vendía verduras: pero no tenía quien me le diera de comer a mis hijos. Entonces, puse el puesto de venta de comidas; pero las baleadas se han hecho populares”, expresa doña Estelina.
Son seis establecimientos los que tiene la mujer en la zona norte y espera que próximamente se abra otro en Orlando, Florida, en Estados Unidos. Le da trabajo a 100 personas.
Las baleadas de doña Estelina han sido consumidas por famosas personalidades, entre ellas el chef Gordon Ramsay.
Otro negocio es “Baleadas Andrea Cecilia”, ubicado en la 20 calle, tercera avenida del barrio Las Palmas, cuya propietaria es María Guadalupe Castellanos. Ella lleva 30 años alimentando a muchos sampedranos.

“La venta de baleadas la inició mi madre Ernestina García. Le ayudábamos.
Después que murió me quedé al mando. Es un negocio familiar. Aquí nos involucramos hermanas, sobrinas, hijas y vamos adelante”.
Mientras que en la 16 calle, 10 y 11 avenidas del barrio Cabañas, específicamente atrás del centro penal, se encuentra “Baleadas Cinthia”.
El negocio es propiedad de Dilcia Tercero, quien también lleva 30 años vendiendo baleadas y de esa manera ha preparado profesionalmente a sus hijos.
“Inicié vendiendo baleadas entre los vecinos, quienes fueron pasando la voz y venían clientes de otros sitios. Vendía bajo una galera; pero poco a poco fuimos agrandando el establecimiento para brindarle una mejor atención a los compradores”.

No pueden faltar las baleadas de los negocios de la tercera avenida, entre la 12 y 13 calles del barrio Lempira, que funcionan las 24 horas.
“Tenemos baleadas de varios precios. Va dependiendo del gusto del cliente y desde hace varios años estamos aquí”, refiere Lesby Cruz, encargada de “Golosinas Doña Mirian”.
Karla Patricia Euceda ha desafiado a las autoridades municipales al quedarse en el sitio donde instaló su negocio sobre la mediana de un bulevar en la residencial Los Arcos.
La mujer fue sacada de ese lugar; pero la necesidad de llevarle alimentos a sus hijos la obligó a permanecer ahí. Ahora sus baleadas se han hecho famosas, ya que son muy ricas. Personas que residen en las colonias lujosas cercanas a su negocio, llegan a comprar baledas.
María Ventura
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